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Dos grandes columnas rosadas marcan la entrada a la Piazzeta de Venecia desde la cuenca de San Marco, il bacino di San Marco como lo llaman los venecianos. A su derecha se levanta majestuoso el Palacio Ducal de Veneciala morada del dogo.

El dogo era la máxima autoridad de la Serenísima, la persona que dirigía los intereses de la ciudad estado y su cargo era vitalicio.

El Palacio Ducal es un ejemplo inigualable del Gótico Renacentista, un museo bellísimo que muestra también cómo vivía y gobernaba la persona con más poder de la ciudad. A la hora de organizar tu viaje a Venecia, no olvides visitarlo.

El Palacio Ducal de Venecia

Acogiendo como acogía al representante de los venecianos es lógico pensar que el Palacio Ducal estaría en el blanco de más de un bárbaro. Por eso sorprende que no tenga murallas. Sin embargo no le hacían falta. El palacio está en medio de una laguna y rodeado de agua.

Si esto no lo hacía suficientemente inexpugnable había que contar con que Venecia poseía la mayor flota marítima del Mediterráneo. En el s. XV casi 4.000 naves venecianas surcaban los mares. Se trataba de navíos mercantiles que rápidamente se transformaban en barcos de guerra si era necesario. Y eso era capaz de ahuyentar al más valiente de los piratas.

El dogo pagaba hasta el carnaval

Lo primero que llama la atención del Palacio Ducal de Venecia es su exuberancia. Es un edificio elegante y con miles de detalles tallados en mármol. No hay duda de que se levantó para demostrar que el poder emanaba de aquí, un poder cimentado en la riqueza.

No en vano el dogo era elegido de entre las personas más ricas de la ciudad. Y una vez jurado el cargo debía presentarse ante los venecianos en la catedral de San Marco. Entre sus obligaciones estaba pagar de su bolsillo todos los fastos que se llevaran a cabo en el palacio, que no eran pocos. Pensemos, por ejemplo, que los altos dignatarios de visita eran agasajados con regatas en el Gran Canal, fuegos artificiales y bailes. Ah, y también afrontaba los gastos del carnaval. O sea. Que ser dogo salía por un pico.

Detalle ornamentación del Palacio Ducal

La Escalera de los Gigantes

El palacio está dividido en tres áreas que simbolizan una suerte de división de poderes de la época. La parte que da al canal es donde está la Sala Mayor del Consejo, órgano que legislaba; la parte que da a la plaza corresponde al Palacio de Justicia; finalmente está el ala del las estancias del dogo.

Desde el patio asciende hasta la primera planta la Escalera de los Gigantes. Una escalinata grandiosa coronada por las estatuas de Marte y de Neptuno que representaban el poder del dogo sobre la tierra y el mar respectivamente. Están ahí desde 1567 y entre ellas se llevaba a cabo la ceremonia de coronación. Era un lugar simbólico y muy importante. El único dogo decapitado lo fue también entre estas dos figuras.

Detalle de Marte, Escalera de los Gigantes

La sala del Consejo Mayor

Un paseo por las alas políticas del Palacio Ducal de Venecia pasa por Sala dei Pregati, o del Senado, y la del Consiglio Maggiore, la sala mayor del Consejo. 

Con sus 53 metros de largo y 25 de ancho es la sala más grande del palacio y podía reunir cada domingo a cerca de 1.200 nobles. Se trataba de la oligarquía que gobernaba sobre los venecianos. La sala es muy amplia y observarás que no hay ningún elemento vertical. Carece de arcos y columnas. Los frescos de ambos espacios te entretendrán más de lo previsto. Se trata de pinturas riquísimas salidas de la mano y la inventiva de artistas de primer orden.

En lo alto de las paredes están dispuestos los retratos de 76 dogos de la ciudad. No están todos y alguno falta intencionadamente. Es el caso del de Marino Faliero, un dogo que quiso instaurar algo así como un sistema absolutista centrado en su figura. Faliero fue el dogo decapitado al que hacía referencia antes. Como castigo perpetuo no hay ni un solo retrato de él en todo el Palacio Ducal. Los frescos de las paredes cuentan leyendas de la Serenísima República de Venecia. Pero sin duda querrás detenerte y disfrutar la escena de detrás del trono: El Paraíso, de Jacopo Tintoretto.

El Puente de los Suspiros

Desde aquí puedes pasear por el museo de armas, disfrutar de una excepcional panorámica del Bacino de San Marco desde las alturas y visitar la cárcel de palacio. Solo así podrás pasar por el Puente de los Suspiros.

Venecia fue pionera en muchos aspectos, por ejemplo fue la primera ciudad de Europa en construir una cárcel moderna, con los presos separados según los delitos cometidos. Para conocerla hay que recorrer los pasillos del sótano del Palacio Ducal. Se dice que pocos presos salieron de allí con vida y que era una de las cárceles con mayores medidas de seguridad. Se trata de un laberinto de salas y celdas adonde iban a parar los reos después de ser juzgados.

Precisamente en uno de los pasillos que va del Palacio Ducal a la prisión está el Puente de los Suspiros. Cuentan que los prisioneros no podían evitar lanzar un suspiro ante la última visión que tendrían en vida de la bella Venecia y sus canales. Según la leyenda hubo un preso sí que logró escapar. Se trata de Giacomo Casanova y él aprovechó la hazaña para contarla en sus memorias.

Información útil para tu visita

Horario: De 8:30 a 19:00 (última entrada a las 18:00) En verano hay visitas nocturnas.

Precio: 20€

No olvides pasar por el Barrio de Cannaregio, donde viven los venecianos, y alejarte así del gentío de San Marco para disfrutar de callejuelas tranquilas y canales de postal.

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